Oramos por la Iglesia perseguida…

Un gran testimonio. En su pueblo y colegio su familia era la única cristiana. En el seminario tenían que mantener ciertas normas para evitar ser detenidos: hablaban muy bajo par evitar ser escuchados, algunas clases las recibían a las 3 de la mañana, durante el día trabajaban en el campo para pasar como campesinos. Su obispo, que pasó más de 30 años en la cárcel, les decía que el quería que todos sus seminaristas pasaran al menos tres años en la cárcel, para que sirviera de testimonio. El pasó algunas temporadas en la cárcel. Da gracias a Dios por el acuerdo alcanzado por la Santa Sede y China, porque puede ser un paso para normalizar la situación. Da gracias a Dios por las oraciones de toda la Iglesia, como las del presente acto, y también por su vocación.

Fernando