Alfonso, «ya estás con Papá Grande»…

Me dijo: «Se me hacía tan difícil ir tan lejos…», -D. Manuel le había pedido que fuese al Valle de Mena-, y añadió: «Si yo no voy otro tendrá que ir en mi lugar, así que le respondí que sí…». Esto fue el verano pasado en Ontaneda, una tarde. Me tocó el corazón y, sin pensarlo, le dije: «¿Por qué no le das los Ejercicios a los seminaristas este curso?» Me respondió: «No te digo que sí, pero tampoco te digo que no.»

Sigue leyendo