Retiro de comienzo de curso en Cóbreces

Sábado 5 de octubre. Monasterio Via Coeli.

Cóbreces 4-10-2019 (1)

La vida como un camino: morir/renunciar para vivir/crecer…
Los ritos de iniciación en las distintas culturas…

Los ídolos que seducen e impiden crecer:
Cf. Ez 16; Os 11; Jr 2, 1-9

Mis ídolos…

La tentación de volver atrás, miedo a crecer:
Ex 5, 21; 14, 11-14; 16, 2-3; 17, 2-4

Mis añoranzas…

Crecer: del yo a los otros, de los otros al Totalmente Otro…

Los tres niveles de conciencia y sus implicaciones:

YO OTROS TOTALMENTE OTRO
imaginación pulsiones tripas egoísmo lástima objeto razón cerebro altruismo solidaridad símbolo alma corazón caridad misericordia
pasado tener inmovilismo futuro hacer progreso presente ser renovación
fuerzas amenazantes
inmanencia
propiciación
sacrificios magia trances
Ser Supremo
trascendencia
elevación del alma lazos sociales ceremonias oración artculada moral
más allá de toda representación inmanencia y trascendencia
comunión con Dios y con los otros
Silencio
miedo interés voluntad esfuerzo reconocimiento
agradecido

1) Mirar el mundo social/político de nuestro país…

2) Seguro que hay algún tipo de actividad pastoral que no ha dado el salto al Totalmente Otro, aunque lo nombre…

3) Y yo, ¿dónde estoy?

4) ¿En qué tengo que trabajar más y pedir más gracia?

Cóbreces, 4-10-2019 (2)

Sólo cuando uno está en un determinado nivel puede entender lo que vive quien está en él.

Si no, lo deformará, lo rebajará… Malentendidos…

Necesidad de intercomunicación entre esos niveles…

Peligro de quedarse encerrado en uno de ellos…

Lo que aporta cada nivel…

El drama de Occidente en estos momentos…

Y ciertas búsquedas o actitudes aparentemente religiosas no son sino involución sobre uno mismo:

Lc 16, 19-31: Banqueteaba cada día…

Lc 8, 9-10: Para que viendo no vean, y oyendo no oigan…

Lc 9, 23-26: Negarse a sí mismo…

Lc 7, 31-35: Hemos tocado la flauta y no habéis bailado…

Mt 12, 43-45: el fin de este hombre peor que el principio…

Mt 7, 21-23: No os conozco, alejaos de mí, malvados…

«Mi caminito », como lo llamáis… (Tomado de la web oficial del Santuario de Lisieux)

El camino espiritual de Teresa Martin fue solitario. Cierto que recibió mucho de su familia, de sus educadores y de sus maestros del Carmelo, pero ningún sacerdote la marcó profundamente. El Espíritu Santo trazó en ella un sendero de autenticidad – «No he buscado mas que la verdad» – que le reveló las profundidades del Amor trinitario y un «caminito» para unirlos sin ninguna preocupación didáctica. Todo surgió de la vida, de los acontecimientos cotidianos releídos a la luz de la Palabra de Dios. Su aportación incomparable a la espiritualidad del siglo XX es una vuelta al Evangelio en su pureza más radical. «Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los Cielos». (Mt 18,3).

Es verdad que Teresa no dispuso de un texto completo del Antiguo Testamento, pero descubrió la meditación de la Palabra de Dios. Sin ninguna iniciación, sin ninguna cultura bíblica, cita más de mil veces la Biblia en sus escritos. A los 22 años, dos textos del Antiguo Testamento cristalizarán, después de una larga búsqueda, en el descubrimiento de «la vía de la infancia espititual» que será su gran aportación.

«Quiero ser santa»

Teresa, apasionada adolescente, ha decidido ser santa. En el Carmelo, cuando era postulante, escribió a su padre : « Labraré tu gloria haciéndome una gran santa ».

Pero, muy pronto , va a comprobar su debilidad y su impotencia cuando se compara con los santos. Le parecen una montaña mientras ella no es mas que un granito de arena. «Mi crecimiento es imposible» piensa, pero no se desanima. Si Dios ha puesto en ella esos deseos de santidad, es porque debe tener un caminito para escalar «la dura escalera de la perfección».

Les enfants

La palabra de Dios le descubre el camino: «Si alguno es pequeño que venga a Mí» (Pr 9,4). «Entonces yo fui»- escribe Teresita- preguntándose qué haría Dios con el pequeño que fuese a Èl. Leyendo Is 66, comprendió que no podía subir sola la escalera de la perfección , pero que Jesús la cogería en sus brazos y la subiría como en un ascensor rápido.

Desde entonces, Teresita no encuentra ningún obstáculo , al contrario, será pequeña y ligera en los brazos de Jesús y será santa por un camino rápido.

Así cuenta Santa Teresita el descubrimiento de «su caminito» (Man C, 2).

Su descubrimiento: Dios es esencialmente Amor Misericordioso. En adelante verá todas las perfecciones divinas, incluída la justicia, partiendo de la Misericordia.

Esto conlleva una confianza audaz: «Quiero ser santa, pero siento mi impotencia y te pido, Dios mío, que seas Tú mismo mi santidad» (Acto de ofrenda).

Dejar hacer a Dios no implica ningún infantilismo fácil. Teresa hará todo lo posible para mostrar ,cada día y cada minuto, su amor a Dios y a sus hermanas en una total gratuidad: la del amor.

En todas las situaciones y en todos los actos de su vida Teresa aplica esta regla: Si Dios le pide algo y ella se siente incapaz de hacerlo, Èl lo hará por ella. Un ejemplo: amar a todas sus hermanas como Jesús las ama le es imposible. Entonces, uniéndose a Èl, será Èl quien las amará en Teresa :« Sí, lo sé, cuando soy caritativa , es únicamente Jesús quien actúa en mí. Cuanto más unida estoy a Èl, más amo a todas mis hermanas» (Man C, 13 r°).

He aquí un camino de santidad que se abre a todos, a los pequeños, los pobres, los que sufren: aceptar la realidad de las propias debilidades y ofrecerse a Dios tal como uno es para que Èl intervenga en nosotros.

Todo se comprende mejor cuando vemos que la frase anterior de Teresa está en las antípodas de la cursilería y muy cerca de la infancia evangélica predicada por Jesús: «Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina. Ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su padre» (Man B, 1v°).

Sus intuiciones hacen de ella una precursora de las grandes verdades del Vaticano II: primacía del ministerio pascual de Jesús sobre todas las devociones particuliares, camino de santidad para todo bautizado ; Mariología que ve en María «más una Madre que una Reina» que vivió la prueba de la fe (cf. Poema «Por que te amo María», testamento mariano, mayo 1897); Eclesiología de comunión fundada en la presencia del Amor (Espíritu Santo) en el corazón de la Iglesia , que anima todas las vocaciones complementarias en la Comunión de los Santos del Cielo y de la tierra.

Revolución también en la concepción de los fines últimos: no al descanso, sí a la acción:

«Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra»

Teresa, sin saberlo, ha abierto caminos de ecumenismo: su lectura de la epístola a los Romanos sedujo a los luteranos. Los cristianos ortodoxos la aman como a S. Francisco de Asís.