Retiro espiritual en Cóbreces

“Llamó a los que quiso… y los iba instruyendo por el camino”, (Mc 3,13 y 9,31).

“Para ello es necesario que cada sacerdote se sienta siempre discípulo en camino, necesitado constantemente de una continua configuración con Cristo”, (RFIS 3).

PETICIÓN: Concédeme, Señor, la gracia de escuchar siempre tu voz, que me llama y que me instruye, para que conociéndote mejor más te ame y mejor te pueda seguir.

LLAMADOS: Ante Jesús, en esta mañana, preguntémosle: ¿Señor, cuánto hay de Tu pobreza y humildad, de Tu obediencia y agradecimiento, en el don de mi vocación, en la respuesta a tu llamada a ser Tu discípulo? Quiero ver, en concreto, lo que tengo, lo que me falta, lo que me sobra.

Textos bíblicos:
Los que querían seguir a Jesús: “Te seguiré a donde quiera que vayas”, (Lc 9, 57-62).
“Y aunque era Hijo, aprendió sufriendo a obedecer…”, (Hb 5, 7-16).

DISCÍPULOS: Puedo preguntarme si vivo la pobreza del que no sabe y desea ser instruido. ¿Cuánto hay del orgullo ciego y sordo del sabio? Pido luz par descubrirlo en mis actitudes, comportamientos y relaciones cotidianas con los que me rodean.
Debo ser consciente de que me puedo poner delante del Maestro, ocupar Su lugar buscando el primer asiento… Pido claridad y contemplo mi diario vivir para ver dónde me siento, para medir la largura de las filacterias que me adornan, o si me pongo a la cabeza del grupo…

Textos bíblicos:
“Nosotros somos descendencia de Abrahán…” (Jn 8, 33-47).
“Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar Rabbí…” (Mt 23, 8-12).
“Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños”, (Mt 11, 25).