… y os invitamos a verla. ¡Disfrutaréis y, además, os hará bien!
Valoramos la honestidad y el valor de David al abordar un tema que para él no era fácil.
Nos emocionamos con el testimonio transparente de María, sobre todo, cuando nos contó lo de su primer rosario.
Nos gozamos con la frescura que Raúl contó su “vuelta a casa”.
Estimamos la sinceridad con que la madre reconoció cómo en el pasado, absorvida por el compromiso social, perdió el sentido trascendente de la vida.
Nos sirvió de ejemplo la capacidad de esa familia para sincerarse y quererse.
Alguien añadió: Y la labor callada de los monjes, ¡qué! ¡Cuánto bien hacen!