El último día del mes de febrero, el 28, como lo habían anunciado las previsiones meteorológicas, amaneció el Seminario y toda la costa tapados con una ligera manta de nieve que sirvió para regocijo y juego de los seminaristas.
Volver a ser niños… Me evoca las palabras de Jesús sobre la necesidad de hacerse niños para poder entrar en el Reino de los Cielos. Y pienso, tal vez, si de vez en cuando, con nieve o sin ella, los sacerdotes volviésemos a jugar un poco… como niños…