El último día del mes de febrero, el 28, como lo habían anunciado las previsiones meteorológicas, amaneció el Seminario y toda la costa tapados con una ligera manta de nieve que sirvió para regocijo y juego de los seminaristas.
El último día del mes de febrero, el 28, como lo habían anunciado las previsiones meteorológicas, amaneció el Seminario y toda la costa tapados con una ligera manta de nieve que sirvió para regocijo y juego de los seminaristas.